La muestra «Clásico y Moderno» de Marcos López, en el Centro Cultural Borges, presenta alrededor de setenta imágenes pintadas a manos, algunas del propio autor de plata gelatina, la mayoría antiguas, rescatadas de cajas de anticuarios, pintadas con todo tipo de materiales. Desde aerosol flúor, collages con aplicaciones de pelo de verdad o pintura dorada.

La última muestra de López había sido en 2019, en Rancho, Santa Fe, cuando transformó la sede del Colegio de Arquitectos con recuerdos de su infancia en Gálvez. Y desde 2016 con la retrospectiva «Lugares comunes», en La Alianza Francesa, que no realizaba una exposición en solitario en Buenos Aires. En esta ocasión, López presenta una piezas que deforman la fotografía testimonial para convertirse en una reapropiación fantasiosa de imágenes de otro tiempo, pobladas ahora de animales, colores y seres mitológicos del universo estético y conceptual del artista y que, aún así, logran mantener el pacto con su original y con el pasado.

López cuenta que cuando cumplió 60 años empezó a sentir que todo lo que tenía que hacer con su cámara ya lo había fotografiado: «los temas, las luces, las situaciones que tienen que ver con una reflexión visual sobre «Identidad Cultura» (con mayúsculas), ya las hice». Entonces empezó a pintar y a desarrollar otros lenguajes.

Siempre traté de ser «transgresor» con mi obra, y siempre lo viví con miedo y culpa. Esos sentimientos están en esta muestra. Hay también una especie de surrealismo precario.

Marcos López

Lo que encontró fue el placer al hurgar imágenes en anticuarios y así fue llenando cajas y cajas con imágenes de personas desconocidas, con colores de otro tiempo, con escenas montadas en estudios, de momentos que debían ser testimoniados por lo épico del acontecimiento.

«Me gusta el hecho de pintar encima de una novia un fuego o un cocodrilo o un lobo que amenaza con comerse a una niña cuyo vestido de comunión yo lo transformé en caperucita roja. Me da un placer enorme soltarme en un trazo infantil sin bocetos, directo al original, y también al mismo tiempo me da culpa. Siempre traté de ser «transgresor» con mi obra, y siempre lo viví con miedo y culpa. Esos sentimientos están en esta muestra. Hay también una especie de surrealismo precario».

Para Marcos López, esta muestra también podría haberse llamado «El Pasado», título que hubiera funcionado a la perfección, ya que toda fotografía tiene que ver con el pasado, con atrapar el recuerdo. O con que la muestra nació de su obsesión, desde hace ya tres o cuatro años, de revisar cajas de fotos viejas en los anticuarios de San Telmo.


«Clásico y moderno» de Marcos López
Lugar: CC Borges, Viamonte 525
Horario: miércoles a domingo de 14 a 20 hs.
Fecha: hasta el 2 de octubre
Entrada: gratuita