Por Esteban Baga. “Lo propio, la adoración, lo errante”, propone un recorrido por las producciones de la artista visual Julieta Anaut. Una obra que celebra el vínculo sagrado entre el ser y la naturaleza.
Urdir mundos propios. Entrelazar la energía femenina, el amor por la naturaleza y los orígenes con mitos paganos, tradiciones y leyendas. Esta es la esencia del libro de Julieta Anaut, lo propio, la adoración, lo errante, recientemente editado por ArtexArte, en donde la artista nos invita a sumergirnos y perdernos en las ficciones que conforman su obra, resultado de 12 años de trabajo.
Si bien cada una de las producciones presentadas tiene identidad propia, es en esta esencia, en este hilo conductor en donde reside el fundamento y sustento de la obra de Anaut. El cuerpo, lo femenino, el ser y su vínculo con la naturaleza emerge entonces como el tema central que aúna sus trabajos.
«Es un tema que se desprendió desde las primeras series y después fui continuando. Y es cierto que siempre en la serie anterior hay un germen que luego forma parte de la serie siguiente. Y si bien voy trabajando series separadas, podrían también recombinarse y funcionar juntas tranquilamente».
El diseño del libro toma nota de este rasgo distintivo de su trabajo
«En la edición del libro decidimos descartar la idea de usar carátulas que separaran las series. La idea es que se vaya viendo todo como en esa continuidad, porque así entendimos que se puede leer también la obra».
La referencia a mitos, leyendas y tradiciones que enlazan al ser, su cultura y el vinculo con su entorno es otra arista desde donde vincularse con las creaciones de Anaut
«Siempre me han interesado los cuentos populares, las mitologías, los rituales, todas las celebraciones de cultos paganos y también algunos personajes de la literatura, vinculados mayormente a lo mitológico o de la historia del arte, como el caso de Ofelia, Santa Clara y Medusa. También hay personajes que se desprenden de la cultura popular, como ser la difunta Correa o lemanjá«.
Estos temas actúan como disparadores que se combinan con experiencias personales y a partir de eso es que surge la obra.
«Me interesa siempre hacer una reinterpretación propia de estos mitos, cultos y tradiciones, trabajando con la idea del sincretismo y de cómo todo eso se puede transformar en una especie de celebración o ritual muy personal e íntimo mío».
Siete son las series que la artista ha elaborado a lo largo de sus 12 años de trabajo: Simulacros de una nostalgia no conocida, Encarnación nativa, Fauna latente, La llegada de las mujeres silvestres, Destierro del mar y Ofrendas.
En tus series Destierro del mar y Ofrendas tocas el tema del destierro, de la nostalgia por nuestro lugar de origen, ¿cuánto hay de autorreferencial en estas producciones, considerando que te criaste y cursaste tu carrera de grado en Rio Negro?
– La verdad es que ese es otro de los temas centrales. Yo digo que en parte toda mi obra se compone de rituales para afrontar ese desarraigo. Y sí, todo el tiempo trabajo esa idea de contrastar el paisaje urbano con el paisaje natural más agreste, pero a partir de esa experiencia propia de la migración que se desprende de esa vivencia mía, de ese traslado desde Río Negro a Capital. Por ejemplo, Ofelia en el cristalino arroyo, de la serie de Ofrendas que mencionaste, está hecho en el baño de un departamento. No sé, quizás si hubiera estado en Río Negro lo hubiera hecho en el Río Negro. Por otro lado, yo vuelvo todo el tiempo allá a producir obra, entonces hay como una relación entre esos dos lugares y esos dos paisajes.
En el video La mirada detenida de tu serie Encarnación Nativa un fragmento del texto declara: Aunque la simetría artificial pueda contener lo salvaje, aún emerge la estructura original. Hay en esta obra una tensión entre la acción del hombre y la naturaleza ¿Es este también un tema que te preocupa?
– Ese video se vincula con mi lugar de origen. Algunas de las escenas fueron grabadas en la represa El Chocón y también en el Museo Paleontológico “Ernesto Bachman” de Villa el Chocon, el Museo Municipal “Carmen Funes” de Plaza Huincul y el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” de Buenos Aires. Todos estos espacios se ponen en contacto junto con el paisaje más abierto y agreste de la Patagonia, que ha sido alterado por la represa. Entonces un poco tiene que ver con eso, con distintas acciones de la humanidad hacia la naturaleza que alteran deforma definitiva el paisaje. La extracción de fósiles, cambiar el curso de un río. Todas cuestiones que indefectiblemente afectaron a toda la geografía de ese lugar y uno como persona mediando en todos esos lugares.
Dada su formación de artista visual Anaut tiene la capacidad de combinar múltiples técnicas y disciplinas. La artista fusiona el dibujo, la pintura y el collage a la fotografía por medio de técnicas digitales en un proceso en donde tanto la preproducción, la toma fotográfica y la postproducción tienen gran importancia.
Contanos como es ese proceso, como lo organizas y quienes participan.
– Mi formación inicial es en pintura y grabado. Una vez que me mudé a Buenos Aires empecé a trabajar con fotografía y con video y unos años mas tarde cursé la maestría en Lenguajes Artísticos Combinados. Entonces me interesa ir combinando todos esos lenguajes. Al trabajar con fotomontaje la obra se plantea desde un proceso más parecido a una pintura que a una fotografía, porque voy pensando en los distintos elementos que quiero ir fotografiando por separado para después armar la composición final que puede surgir desde distintos lugares. A veces tengo una foto de un paisaje que quiero que sea mi escenario y entonces surge toda la idea desde ahí y voy buscando los otros elementos. Es un proceso creativo que voy variando.
Tengo también un archivo propio de fotografía muy grande con todo tipo de imágenes que voy recolectando – paisajes, objetos – y que voy incorporando a medida que necesito. Por otro lado, forma parte del proceso la confección de los vestuarios y en ocasiones el armado de la escenografía. Realizo todo ese trabajo previo para luego hacer la producción fotográfica y posteriormente el fotomontaje que es el momento donde más experimento y donde hay más prueba y error, modificando mucho en ocasiones lo que en un primer momento tenía como como idea inicial.
¿Creas vos misma muchas de las prendas que se utilizan en tus producciones? Dentro de las tareas de preproducción se nota un gran trabajo en cuanto a la elección y confección del vestuario.
– Sí, sí, a veces son cosas que voy juntando, otras prendas que confecciono especialmente. Tengo mucho vestuario, ropa que era de mi abuela, y objetos – collares, adornos – que tienen algún significativo personal para mí, además de lo visual, y que voy incluyendo de alguna manera. Incluso muchas veces se repiten elementos en las fotos, como objetos fetiches simbólicos.
El video es otro de los formatos a los cuales Anaut recurre y que naturalmente se integra con su obra visual. Junto al cineasta Ignacio Laxalde han producido piezas de videoarte en donde las imágenes, el sonido y el texto se combinan para plasmar y expandir los conceptos trabajados por la artista.
¿Cómo surgió esa idea/necesidad de recurrir al formato audiovisual?
– El video me da la posibilidad de incluir un relato más narrativo, extender el tiempo que en la fotografía es más puntual. En el video se puede extender esa misma historia con una pequeña narración, que de todos modos es muy visual y experimental, vinculado mas al videoarte que al lenguaje del cine. Por otro lado, me da la posibilidad de combinarlo con textos y con sonidos. Entonces logramos una secuencia de imágenes que transcurren en relación con esos textos que van apareciendo, hilvanando una historia.
La obra de Julieta Anaut nos transporta y nos sitúa en un mundo simbólico, onírico, fantástico que logra sustraernos de lo cotidiano para dar lugar a un espacio, una pausa que nos pone en contacto con un aspecto esencial de nuestras vidas. Nuestro vínculo con la naturaleza, con nuestro entorno, con nuestro origen.
Sobre la artista
Julieta Anaut nace en 1983, en Río Negro, Patagonia, Argentina.
Es artista visual egresada del IUPA Instituto Universitario Patagónico de las Artes (Río Negro) y Maestranda en Lenguajes Artísticos Combinados en la UNA Universidad Nacional de las Artes (CABA). Sus obras han sido exhibidas en museos y espacios culturales tales como: Consulado Argentino en Nueva York, AMA Art Museum of the Americas (Washington), IILA Instituto Italo-Latinoamericano (Roma), Foto Club Uruguayo (Montevideo), Centro Cultural Recoleta (CABA), Casa del Bicentenario (CABA), ArtexArte Fundación Alfonso y Luz Castillo (CABA), MNBA Museo Nacional de Bellas Artes sede Neuquén, MAC Museo de Arte Contemporáneo (Salta), Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti (La Plata), MMAMM Museo de Arte Moderno de Mendoza, MUMBAT Museo de Bellas Artes de Tandil y CEC Centro de Expresiones Contemporáneas (Rosario), entre otros.
Obtuvo Premio Adquisición Arte y Tecnología en “Concurso Fotografía Céfiro 2019”; Mención en “Premio Fotografía Ayerza Academia Nacional de Bellas Artes 2018”; Primer Premio Adquisición en “XVIII Salón de Artes Visuales de Río Negro 2013” y Premio Estímulo Joven en “Bienal de Fotografía ArtexArte 2008”. Ha recibido la beca de creación del Fondo Nacional de las Artes en 2012.
En el área audiovisual, sus videos han sido proyectados en museos como MALBA Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, MACBA Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires y CCEBA Centro Cultural de España en Buenos Aires. Ha participado en festivales de cine y videoarte de Argentina, México, Chile, Brasil, Colombia, Cuba, EEUU, España, Italia, Francia y Grecia. Vive y trabaja en Buenos Aires y Río Negro.
Sobre el libro y la editorial
Este nuevo título Lo propio, la adoración, lo errante, de la artista Julieta Anaut forma parte del proyecto editorial de ArtexArte, que centra su mirada en la obra de jóvenes fotógrafos argentinos.
Como institución pionera, durante sus veinticinco años de trabajo sostenido, ArtexArte ha desplegado diversas estrategias con el fin de potenciar la difusión de la fotografía en nuestro medio.
En este sentido, ArtexArte ha encontrado en el libro un aliado natural para esta tarea. Por una parte, este prolonga la experiencia de las exhibiciones que se realizan en su sede a través de los catálogos; por otra, alienta la circulación de la producción artística de fotógrafos argentinos y, a su vez, se propone como vehículo de una aguda reflexión sobre aspectos históricos, estéticos y teóricos de la disciplina. Todo ello cobra cuerpo en colecciones vinculadas a estas diversas facetas.
De esta manera, el proyecto editorial de ArtexArte se presenta como medio para tornar legible y visible la realidad del campo de la fotografía en el contexto contemporáneo.
